Lavado de manos: La defensa número uno contra las infecciones hospitalarias

LAVADO DE MANOS SANITARIO

El lavado de manos es una de las prácticas más sencillas y, al mismo tiempo, más efectivas en la prevención de infecciones. En el ámbito sanitario, su importancia es indiscutible: constituye la primera barrera de protección frente a la transmisión de microorganismos.

Para los técnicos sanitarios, esta medida no es una simple rutina, sino un acto de seguridad clínica. A través de nuestras manos podemos convertirnos en vehículo de transmisión de patógenos si no aplicamos una correcta higiene. Por ello, realizar un buen lavado de manos salva vidas, evita complicaciones y mejora la calidad asistencial.

Además, en hospitales y centros de salud, el riesgo de contagio aumenta por la alta concentración de pacientes, la presencia de bacterias multirresistentes y la manipulación de material invasivo. En este contexto, el lavado de manos se convierte en un pilar básico de la bioseguridad y en un reflejo de la profesionalidad del personal técnico.

Sin embargo, no todos los lavados son iguales. Según el nivel de riesgo y la actividad que vayamos a realizar, se diferencian tres tipos principales: el rutinario o higiénico, el especial o antiséptico y el quirúrgico. Cada uno tiene un objetivo concreto, un momento de aplicación y un procedimiento específico.

Lavado rutinario o higiénico

Objetivo: eliminar la suciedad visible y reducir la flora transitoria adquirida por el contacto directo con pacientes, superficies o material sanitario.

¿Cuándo realizarlo?

  • Antes y después de cada contacto con un paciente.
  • Tras manipular objetos potencialmente contaminados.
  • Antes de colocarse guantes y justo después de retirarlos.
  • Tras toser, estornudar o sonarse.

Procedimiento:

  1. Mojar las manos con agua corriente.
  2. Aplicar jabón neutro.
  3. Frotar palmas, dorsos, uñas y espacios interdigitales durante al menos 20 segundos.
  4. Aclarar con abundante agua.
  5. Secar con una toalla desechable.

Es el lavado más frecuente y básico en la práctica diaria del técnico sanitario.

Lavado especial o antiséptico

Objetivo: reducir no solo la flora transitoria, sino también parte de la flora residente, mediante jabones con acción antimicrobiana.

¿Cuándo realizarlo?

  • Antes de procedimientos invasivos como sondajes, extracciones o curas complejas.
  • En la atención a pacientes inmunodeprimidos o críticos.
  • Antes de preparar material estéril o medicación sensible.

Procedimiento:

  1. Aplicar jabón antiséptico (clorhexidina o povidona yodada).
  2. Frotar siguiendo la técnica del lavado rutinario, aumentando el tiempo de fricción a 30-60 segundos.
  3. Aclarar con agua abundante.
  4. Secar con material estéril o desechable.

Este lavado actúa como un refuerzo extra de seguridad en situaciones de mayor riesgo de transmisión.

Lavado quirúrgico

Objetivo: eliminar por completo la flora transitoria y reducir al mínimo la flora residente, asegurando las máximas condiciones de asepsia.

¿Cuándo realizarlo?

  • Siempre antes de una intervención quirúrgica.
  • En la participación en procedimientos que requieren campo estéril prolongado.

Procedimiento:

  1. Retirar relojes, pulseras y anillos.
  2. Mojar manos y antebrazos hasta el codo.
  3. Usar solución antiséptica con cepillo estéril para uñas.
  4. Frotar sistemáticamente manos, dedos y antebrazos durante 3-5 minutos.
  5. Enjuagar desde las manos hacia los codos, evitando retrocesos.
  6. Secar con compresas estériles y mantener las manos elevadas hasta la colocación de guantes.

Es el lavado más estricto y prolongado, reservado para los entornos quirúrgicos.

Conclusión

El lavado de manos no es un gesto mecánico, sino un acto de responsabilidad profesional. Cada modalidad tiene su momento de aplicación y su técnica, y conocerlas es esencial para proteger al paciente y al propio personal sanitario.

  • 🟢 El rutinario es la base del día a día.
  • 🟡 El antiséptico es imprescindible en técnicas invasivas y cuidados especiales.
  • 🔴 El quirúrgico asegura la máxima asepsia en quirófanos.

👉 En definitiva, el lavado de manos es la herramienta más poderosa y económica contra las infecciones hospitalarias. Su correcta aplicación refleja el compromiso del técnico sanitario con la seguridad y la calidad asistencial.

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